Pude estar dispuesta a verlo cuando él lo deseaba, a darle todo sólo si él me lo pedía, capaz de arriesgar el corazón por sus besos y caricias, y hasta por tener en mi lecho su alma.
Mi piel no se acostumbraba a estar sin él, su silencio arrasaba con mí ser y era la pasión desenfrenada que yo esperaba aquellos fines de semana.
Pero muchas veces me quedé esperando su llamada o un mensaje, muchas veces me rompí como un cristal aunque cuando apareciera me vuelva a fundir con su ternura.
Él en sus días de soledad y silencio y yo esperando y esperando, era en esos días que inventaba mil maneras para intentar acercarme, era suya mi dedicación, siempre atenta y dispuesta para que él sea feliz.
Hoy con pena admito que vivir así no es vivir, porque el amor es vivirlo, porque esperar es sobrevivirlo y yo quiero seguir viviendo.
Fue demasiado amor para un día a la semana porque seis se quedaban en completo desamparo e incierto.
- Le dije a Cupido: Tenemos que conversar sobre tu puntería!!!, hay pena, no hay gloria. Porqué empezaste lo que no ibas a terminar… Qué pasó?
- Descuida Alborada: No te preocupes, que aún nada empezó y por tanto nada termino, cuando dispare querrás repetir cada instante de ese amor durante 7 vidas más…