Pasan los días y siento que te extraño, tu ausencia se va haciendo cada vez más presente, sólo necesito saber que estás bien. He refugiado en un rinconcito mis lágrimas, daría todo lo que tengo por quitar esta pena que hoy encadena y aprisiona tu alma.
Sé que es aferrarse a la esperanza y esa necesidad de coraje.
Y me he dado cuenta ahora, la partida de un ser especial, será siempre esa herida que no se puede curar con nada, sensible, abierta, delicada, profunda…
En mis brazos vive el recuerdo de una partida, sé que ahora él está bien, sé que sabe que lo adoraba, sé que sabe que yo estaba dispuesta a todo por él, pero yo sé que no fue suficiente.
Lo echo de menos…
El lunes caíste de sorpresa en mi casa, traías la sonrisa fingida en tu carita, los ojitos tristes y no es para menos, yo lo sé. Verte así me produjo mucho dolor y tuve que reponerme prontamente con un saludo efusivo, mis labios te sonreían aunque mi corazón se arrugara.
Pero era grande la emoción de verte ahí, estaba triste por tu ausencia y al mismo tiempo entusiasmada por tu regreso.
En mis noches de añoranza, se escurre entre mis dedos las ganas de tenerte, de estar sobre tu pecho, de tu sonrisa, de escucharte decir “tienes que tener cuidado”.
Me escribes cuando me necesitas y me gusta leerte, me buscas cuando me necesitas y me encanta estar para ti, me tienes cuando me necesitas y me fascina sentirte mío.
Te echo de menos...
Algún día tendremos algo más que sea sólo nuestro, quizás descubramos nuestros secretos, puede que me cuentes tus sueños y con entusiasmo escucharé, tal vez un día ya no necesites buscarme, con suerte un día quieras que llene y comparta tu vida, orgullosa viviría a tu lado.
La eternidad será poca para hacerte tan feliz como tú lo haces cuando estás aquí…
Hoy me he dado cuenta!!