PALABRAS DEL SILENCIO

Alguna vez imaginé ese instante, pero la realidad me sacó de todo esquema…

Durante un tiempo sólo quería detener mi mente e imaginar cómo sería tu rostro, la dulzura de tu piel, lo tierno de tu mirada, qué sentiría al tomar tus manos, al escuchar tu voz, como serían tus caricias y lo que causaría en mí.

Finalmente sólo podía imaginarlo, pues no te conocía y me desesperaba el tiempo que transcurría, por mi sólo afán de tenerte.

Desde la primera vez que te vi, todo lo que había soñado palideció, ha pasado el tiempo y hasta hoy no he llegado a comprender; ni a encontrar como definir este sentimiento.

Cómo mi vida cambió sólo con verte, cómo un amor tan grande no cabe en el corazón, estaba viviendo una realidad que jamás pensé sentir, mucho menos que existiera.

Cuánto amor había en mí y cuánto más podía haber, cómo podía tocar lugares que no pensé tener en mi ser, cuánta dicha y felicidad, la mujer más afortunada de la tierra era yo, no había, ni existía nadie más, sólo tú y yo, nuestras miradas conectadas y el corazón latiendo a mil por hora.

En una suerte de sentimientos encontrados, sin saber llorar o reír, y aunque finalmente terminé haciendo las dos cosas, sólo puedo atribuirlo a lo mágico de nuestro encuentro.

Estabas en mis brazos, eras mío, eras para mí, fui mejor por ti, no habían dudas y en un segundo comprendí el verdadero sentido de mi vida.

Cuando escuché tu voz, supe que cuatro letras podían hacerme sentir única, importante y necesaria.
Eres no sólo el mejor regalo que me ha dado Dios, sino también la mejor experiencia, la mejor lección de vida, un amor que me ha enseñado a madurar, a construir un futuro y a curar un pasado.

No se estudia para ser madre, pero serlo; es un logro de gran envergadura, aprendo contigo cada día, cuando a veces soy muy exigente, tu sonrisa puede frenarme e invitarme a conseguir juntos el objetivo.

Sé que a veces el trabajo y la presión de él, pueden volverme muy dispersa, pero es importante que sepas que no hay precio que pague y valga tu compañía.

He disfrutado cada logro tuyo, como mío, cuando te escuché decir “mamá”, cuando te di tu primera papilla, tus primeros pasos, tus primeros dientes, has ido creciendo y sigues llenándome de momentos imborrables, de sonrisas y lágrimas.

Puedo ser la mamá más tierna, pero la más salvaje fiera para protegerte.

Nunca pensé que la responsabilidad de ser madre; fuera tan difícil, pero es la mejor recompensada, contigo todo vale la pena.

Alguna vez dije, el día que tienes un hijo, nunca más vuelves a dormir como cuando no lo tenías, y no es una queja, es un premio, es una experiencia incomparable, porque mi vida está llena de sentimientos, de protección, de cuidados, qué maravilloso sentirlo y qué divino expresarlo.

Ahora entiendo que es tener y sentir el amor de tu vida, sentir un verdadero amor, un gran amor incomparable, un amor que trasciende todo, que llega más allá, que no tiene tiempo ni espacio, que no necesita de palabras, que no necesita de promesas, nunca más dejas de sentirlo y sólo puede alimentarse con lo más sencillo… una mirada y una sonrisa.

Y aunque a veces me reproches no tener otro hijo, debes aprender que Dios sabe cómo y cuando hace las cosas, todo tiene un momento y sólo él sabe cuándo es, yo lo supe desde que llegaste a mi vida, hoy por hoy, sólo te pido que disfrutemos lo que somos, lo que tenemos, lo que hemos conseguido juntos.

Sé que algún día partirás, sé que extrañaré encontrar tus juguetes tirados en mi cama, tus dibujos y colores, tus muñecos repartidos por toda la casa, encontrarte dormido en mi cama cuando llego tarde de trabajar y mucho más, pero tendré la satisfacción de haberlo tenido, de que hayas sido tú quién lleno mi vida día a día, de saber que sólo tú me diste lo que nadie más hubiese podido hacer mejor.

Eres mi mejor amigo Gabrielito, con verte feliz y ser un gran ser humano, será suficiente, el día que te vea volar en tu propio cielo y muestres la hermosura de tus alas.

Podré decir tarea cumplida!!!