Pase por tantas cosas como la de un amor que parecía dibujar promesas en la arena, de aquellas; que se borran con el pasar del tiempo ó con el venir del mar… Por ello mi amor, hoy por hoy, lo declaro en persona y lo escribo día a día en mi corazón esperando compartir con esa persona un gran amor… En mi orilla se dibujan emociones, no es que muera de amor, simplemente muero por sentirme amada…
Aunque algunos sospechan, otros preguntan, otros comentan y otros callan, esto es de los dos y así lo hacemos divertido, interesante, misterioso, intenso, porque es nuestro…
Teníamos claro lo que buscábamos y lo que queríamos. Quizás yo empezaba a estar enamorada desde aquella conversación en su auto para conocernos, y de mucho compartir.
Pero ese primer encuentro, fue la culminación de lo que tanto deseábamos, rozarnos, besarnos y dedicarnos miradas.
Vi en el silencio de mi habitación como se despojaba de su ropa para entregarse todo, perdido en mí como yo en él… estar juntos toda la noche sin llorar al siguiente día amargamente, fue una experiencia a mis 30 años única y transcendental.
Había pasado más tiempo del esperado, viendo el dolor y sufrimiento lejos, con su presencia acogedora en mi cama.
Tuvimos mañanas perfectas, regalándome el romper del día, deseando entrar en mí nuevamente, con sus besos repetidos y terminando en esa impecable sincronicidad.
Él se hace oír con su silencio, me relaja sentir su respiración en mi cuello, acostarme sobre su pecho, con su mirada furtiva y de reojo, esa mirada idéntica a la mía.
Observarlo es la inmensidad, pero sobre todo sus ojos ya es demasiado.
Cada vez lo siento más cerca, lleva toda mi vida ahí, me hace sentir la mujer más afortunada.
He sido yo, ingenua de la vida y del amor en todos esos años…
Aquella mañana desperté con una insuperable alborada, ¿señal de un comienzo?, ¿el comienzo de un nuevo día?, ¿el comienzo de una nueva vida?, algo empezaba a existir y estaba claro, hoy el cielo me regala esta bonita experiencia para recordar siempre…
No sé que pasé mañana, ¡Hoy soy feliz! ¡De verdad lo soy!
Siempre detrás de algo malo viene algo bueno, pero no lo vemos, lo sentimos.
“Siempre”, “siempre”… antes sonaba tan rara esa palabra, es más casi nunca la nombraba, no he creído en ella… hasta que un buen día me dijo: ¡Eres mía! – Sí, respondí, las veces que tú quieras… grande fue mi desconcierto y emoción cuando con mucha firmeza agregó
¡Para siempre mi amor!