En mi espalda

Llega el amanecer asomando tras mis cortinas…

Yo dormida a su lado, despertaba con su cuerpo calentito rozando el mío, sus manos en perfecto desasosiego empiezan su jornada peregrinando mi piel desnuda.

Mi cuello expuesto a sus tibios besos y mi espalda entregada a la sensualidad, sintiendo como deja caer sus húmedos labios y las caricias de sus dedos.

Sus brazos con entusiasmo envuelven mi frágil cuerpo, tan intenso, tan erótico y cálido, lo percibo en mi espalda, agitado, seducido por mis ganas, sus manos suben deleitados por mis senos y el palpitar acelerado de su corazón se anuncia en mi dorso.

Sabe cómo excitarme, cómo provocarme, me susurra al oído… -eres mía, me encantas, serás mi mujer siempre, para toda la vida mi amor- bajito pregunto… -¿lo prometes?-

Con convicción agrega –Sí mi amor, lo prometo! Lo juro!-

Me encanta el aroma de su piel, moría por comerlo a besos, con furor rodeaba mi cuerpo y lo pegaba fuertemente a él, mis manos tibias se abandonaban en su espalda y excitados nos disfrutábamos, alborotados nos saboreábamos, nuestra respiración se hacía corta y acelerada, urgíamos del éxtasis, mientras él dejaba su mirada perderse en la mía, mis ojos encontraban en los suyos abrigo.

Bendecidos por el placer mutuo y sincronizado, se deja dentro de mí, su cabeza cae con sutileza en mi almohada, como un gesto instintivo besa mi mano y cierra sus ojos.

Convencido repite… -Delicioso! Deliciosa!-

Mi rostro recostado en su pecho encuentra sosiego, esa calma que llega después de haber amado…  -Te quiero mi vida-… -Yo también!- Garantiza él…

Aún no sé si estaba soñando… Aún no sé si un pedazo de cielo tuve yo en mi espalda…