Pase por tantas cosas como la de un amor que parecía dibujar promesas en la arena, de aquellas; que se borran con el pasar del tiempo ó con el venir del mar… Por ello mi amor, hoy por hoy, lo declaro en persona y lo escribo día a día en mi corazón esperando compartir con esa persona un gran amor… En mi orilla se dibujan emociones, no es que muera de amor, simplemente muero por sentirme amada…

Llegué a casa, dejé el bolso en la cama… me puse sandalias… saludé a mi hijo… me apachurró… conversamos un buen rato, de cómo estuvo su día y de como estuvo en mío…
El mismo ritual de todos los días, sin embargo esa sensación con la que amanecí, nunca desapareció, ni desvaneció con el pasar de las horas.
Ya sola en mi habitación, por inercia mis manos buscaban mi motivo, mis ganas, esa razón…
Allí encontré mi reminiscencia, me repito una, otra y otra vez, esto debe cambiar, a este punto aún no sé qué somos, sí somos o no somos, si podemos ser…
Desgraciadamente mi corazón conserva muchas heridas que no he podido superar, sensibles, delicadas, profundas, quizás por eso trato de tener tanta precaución, no toco fondo para no lastimarlo más… pero insisto, las cosas deben cambiar…
Cerré mis ojos y en silencio rezaba: "Ángel de la guarda"…
¡Él es lo mejor que he vivido hasta hoy, es cierto, no es lo que pedí, lo que creí y así lo quiero, así aprendí a quererlo, me negué muchas veces a ese sentimiento, me negué a sentir otra vez, pero no sé como él siempre consiguió colarse en mis pensamientos a cada momento, en mis mañanas, en mis noches, en los atardeceres y en mi alborada.
¡Y yo sin caer en cuenta! Él ya estaba situado en un lugar privilegiado en mi corazón, en un lugar privilegiado entre mis alternativas, en el lugar privilegiado de mí día a día.
Soñé alguna vez con él, no sabía quién era, cómo era, sólo mi instinto me decía que existía.
Qué pasó? me descuide?, ahí está él, persistente con sus cariños cuando estamos juntos, con sus ocurrencias y rápida imaginación, recordándome que se puede creer, que se puede querer, que hay una lumbre entre los dos. Aunque no está aquí, lo siento conmigo, lo llevo conmigo… “Mi ángel… lo extraño”… Hoy pienso en él…
Él me dedicó una canción, se activa en mi móvil cuando me llama…
De pronto, escuché la melodía y al responder, su voz que me decía…
“Estoy abajo, ábreme la puerta por favor…”
J Gracias mí Ángel de la guarda… sé que te debo muchas…