Pase por tantas cosas como la de un amor que parecía dibujar promesas en la arena, de aquellas; que se borran con el pasar del tiempo ó con el venir del mar… Por ello mi amor, hoy por hoy, lo declaro en persona y lo escribo día a día en mi corazón esperando compartir con esa persona un gran amor… En mi orilla se dibujan emociones, no es que muera de amor, simplemente muero por sentirme amada…
Me gustaría saber más de él, conocer sus secretos, sueños y anhelos, lo que espera de la vida y de nuestros encuentros.
A veces me hacen falta sus susurros, sus palabras, las conversaciones del Messenger y las que conectan nuestras miradas, cómplices del instante…
Cuando está frente a mí; tengo tan poco valor y tantas cosas que contarle y reclamarle, quejas y sentimientos. Los que muchas veces resumo en abrazos y besos.
Crecí sabiendo que el silencio no era malo, mientras no lastime a nadie con él, amo su silencio y muchas veces lo odio también, lo confieso.
Cómo puede ser tan diferente, no sólo a mí, sino también al resto, ama su silencio, quizás todos lo hacemos, pero él en especial, encuentra en ahí el refugio perfecto, no he llegado a saber que es o porqué lo hace, tampoco me quito el sueño tratando de descifrar el acertijo, simplemente voy aprendiendo a lidiar con él, aunque lo ideal sería entenderlo y no intentar hacerlo…
En mis momentos de silencio y soledad, pienso que aún hay muchas preguntas pendientes que no he formulado a tiempo, por tanto las respuestas me seguirán haciendo falta…
Puede que sea más fácil de lo que pensamos, no entiendo que nos complica, no me resulta difícil amarlo así… y creo… no es difícil quererme bien.
Quizás la idea de perder nuestra libertad, de perder cada uno su propio mundo y espacio, no nos deja soñar o arriesgar el todo por el todo…
Quizás sigamos teniendo el refugio perfecto, él seguirá amando su silencio y yo seguiré amando mi libertad…