Pase por tantas cosas como la de un amor que parecía dibujar promesas en la arena, de aquellas; que se borran con el pasar del tiempo ó con el venir del mar… Por ello mi amor, hoy por hoy, lo declaro en persona y lo escribo día a día en mi corazón esperando compartir con esa persona un gran amor… En mi orilla se dibujan emociones, no es que muera de amor, simplemente muero por sentirme amada…
Sabía que existías…
Te amaba sin conocerte, te deseaba sin verte, por momentos creía sentirte y disfrutaba de ti, me regocijaba en ese instante aunque distante.
Sólo buscaba recrearme en mi imaginación, en cómo serían los abrazos, besos, caricias y sonrisas de ese cálido encuentro.
Imaginaba un rostro, sin embargo lo físico no era relevante, era la valía de la realidad, la ansiedad de sentirte, de sentir orgullo al tenerte.
En silencio te esperaba con toda mi alma y no te hiciste desear más, en ti encontré la razón de mi vida, me dejaste embelesada con tu incomparable presencia, no había existido en mi ser nada igual, tanta bondad en mi corazón y tanta ternura en mi alma.
La grandeza de ese sueño contigo era exquisita realidad, al reír; al disfrutar; al compartir; al saborear; recorrían por mis venas sentimientos inimaginados, era feliz hasta con lo más sencillo.
Desnudé mi risa, escuché la melodía de mi voz, volaron mariposas de mis manos, sin más ataduras yo encontré la llave de mi corazón, cautivada por la lozanía de mis alas degusté cada segundo dulce de tu compañía.
Hoy te dedico mis letras, sólo son el reflejo de mi alma, permíteme con llaneza expresarte mis palabras, decirte que tu compañía es mi mejor tesoro y aunque llegaste en cortejo, déjame recordarte que mis días hoy son mejores, porque valió la pena esperarte, el mañana es destacado porque puedo amar.
Tú te arriesgaste a ver más allá, en cada rinconcito oscuro de mi ser, concédeme con honor rememorarte que es tuya mi eternidad porque siempre te amé sin conocerte.